lunes, 10 de mayo de 2010

LA UNIDAD PRODUCE ENERGÍA

Hay miles de cosas que uno puede hacer sin ayuda de nadie, y esto vale para el trabajo que hacemos los pastores en las congregaciones; y no solamente diría esto, sino que también muchas veces en nuestro afán perfeccionista la ayuda de alguien hace que baje la calidad del trabajo.  Pero hay algo que jamás podríamos hacer solos: tomar una ciudad en nombre de Dios.  Y no podemos hacerlo solos porque iría contra la esencia del mensaje que Dios nos mandó a predicar, dañaría gravemente la naturaleza del amor y la santidad.  Es, tal vez, por esta razón que las tinieblas se empeñen tanto en evitar que nos pongamos de acuerdo y trabajemos juntos, como un solo corazón frente al Señor.  Por otro lado, es cierto que es más cómodo y rápido no tener el concurso de otras voces o mentes en el trabajo que hago, que más bien preferiríamos no hablar del tema unidad y menos laborar en torno a éste, pero  también es tremendamente importante aprender a funcionar en equipo porque, de ninguna otra manera, podríamos desarrollar aspectos de nuestra vida espiritual, como por ejemplo: la asertividad, la tolerancia, el respeto, el amor, la paciencia, la empatía, la misericordia, etc.  Estas áreas necesitan una interacción para que se vayan cultivando.  Solos no aparecen, sino que permanecen ocultas en nuestro ser interior, sin crecimiento y, lo que es peor, esperando aflorar en el momento más inapropiado y dejarnos expuestos al ridículo y a la terrible verdad de ser unos pastores inmaduros y sectarios.  Para finalizar me quedo con algo que comentó un pastor en una de las reuniones del Concilio regional: "...me encontré con un pastor que, al insistir en tener comunión, me contestó muy airado que dejara de molestarlo con la famosa unidad, a lo que me ví en la necesidad de responderle: "pastor amado, usted no necesita una palabra de Dios para ser uno con sus hermanos, más bien necesita una palabra para no serlo".  Bien dicho; el botón de muestra...a la camisa".

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