El viernes recién pasado la iglesia de Antofagasta tuvo una vigilia en el Baptist College (gentilmente cedido por su capellán René Yaitul) donde se reunieron más de 500 entusiastas hijos de Dios con un equipo de unos 25 pastores para alabar, clamar y compartir la Palabra y los alimentos. Fue una verdadera fiesta de amor y unidad, con una iglesia cada vez más compenetrada en la idea de ser una, más allá de las congregaciones y letreros denominacionales. Lo más maravilloso, y que fue un plus en relación a otras confraternidades, es el hecho de compartir pastores no sólo de la Asociación, sino muchos que no pertenecen allí pero sí son parte del equipo de Dios en la ciudad, y por otra parte, el deseo de trabajar juntos en la tarea de la conquista de esta ciudad. De hecho quedó hecho el compromiso de volver a reunirnos, por lo menos una vez por semana, y elaborar las estrategias que le irán entregando esta ciudad a nuestro amado Dios. Resumiendo, la vigilia fue un verdadero tesoro, valiosa por donde la miremos. A Dios sea la Gloria.
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